22 de enero de 2013

Blue Monday

Hoy tengo una pregunta que haceros y quiero que lo penséis mucho y muy seriamente antes de responder: ¿sois felices? ¿Estáis contentos? Vale, sé que en estos momentos la mayoría estaréis mirando a la pantalla del ordenador y pensando, ¿qué narices le pasa a esta? No señores, no es que me haya puesto existencialista de repente. Es que he estado pensando y creo que hoy deberíamos ser todos muy felices, ¿y por qué? Porque ayer fue supuestamente el día más triste del año. Y lo hemos superado todos sin caer en una depresión. 

Pues sí, para los que no lo sepan, por lo visto ayer, 21 de enero, fue el Blue Monday o lo que vendría siendo el Lunes Azul en nuestra santa patria. ¿Y eso que puñetas es? Para empezar, es una canción de los británicos New Order


Pero no es esto de lo que voy a hablar hoy. Sino del otro significado de Blue Monday. Supuestamente es el día más deprimente del año, y corresponde con el tercer lunes de enero. El nombre se lo puso una agencia de viajes llamada Sky Travel. Esta compañía, quiso hacer una campaña publicitaria así que allá por el año 2005 decidieron financiar un estudio que buscase cuál era el día más deprimente del año. Así que sí, se podría decir que esta afirmación tiene base "seudocientífica". 

Cliff Arnall fue el investigador que llegó a esta conclusión. Sé que todos os estaréis preguntando qué tipo de experimentos habrá que hacer para saber en qué día del año la gente está más triste. Pues parece ser que se juntan muchos factores. Para empezar, tenemos deudas por culpa de las Navidades y las rebajas pero aún no hemos cobrado ningún sueldo. Además, suele hacer mal tiempo -ahí, y viendo la famosa ciclogénesis explosiva, estoy de acuerdo con él-. También influye la frustración por haber fallado en los propósitos de año nuevo. Es decir, que ya partimos con la idea de "asúmelo, solo llevamos tres semanas de año, pero en los más de 11 meses que quedan no vas a cumplir tus propósitos". ¿Y como colofón? Es lunes, que ya de por si es deprimente. Hombre, a mi no me deprime el día en si, sino pensar en todas esas cosas juntas. 

Pero... ¡falta la mejor parte! Que hasta tenemos fórmula matemática. En serio, sigo totalmente en serio, no he pasado a hacer chistes. Y es la siguiente:



Como son variables a las que no estamos acostumbrados (bueno, soy una chica de letras como dicen por ahí, pero yo creo que nadie está acostumbrado a estas variables), la explicaré. Tiempo atmosférico más (D que nadie sabe lo que es menos deuda). Todo esto multiplicado por el tiempo transcurrido desde Navidades elevado al tiempo desde que hemos abandonado los buenos propósitos para el año nuevo A su vez, este resultado los dividimos entre niveles de motivación bajos multiplicados por la necesidad de hacer algo. ¿Cómo os habéis quedado? Lo sé, una fórmula completamente lógica, fiable y demostrable empíricamente. 

Ah, si estáis ahora deprimidos por ser raros y no haberos deprimido ayer (que lío, madre), no os preocupéis: el mismo Arnall admitió que su fórmula no tiene sentido. 

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