Si hay algo que identifica las películas de Ken Loach es el drama social, ese transfondo basado en los problemas cotidianos de las clases más desfavorecidas. Por supuesto, su último filme, La parte de los ángeles, estrenado en España el pasado mes, no se aleja de esta denuncia social, sino que se vuelve a zambullir de lleno en ella.
Los cuatro protagonistas, whisky en mano y faldas escocesas |
La parte de los ángeles es el tanto por ciento casi inapreciable de alcohol que las barricas de whisky van perdiendo cada año, y ese pequeño porcentaje es la clave que determina la calidad, en función de la antigüedad, de las diferentes bebidas espirituosas.
La mayor parte de los personajes son prácticamente desconocidos, algunos incluso lo son totalmente, pero consiguen dar forma a personajes muy cercanos, cómplices. Paul Branningan, el actor que interpreta a Robbie, tiene un pasado similar al del personaje al que da vida en la película, por lo que el realismo es aún mayor. Pero, en general, todos tienen la capacidad de empatizar con el espectador, desprenden veracidad por todos sus poros.
Loach durante un momento del rodaje |
Me quedo con el personaje de Albert, el más tonto del grupo y, sin quererlo, a veces el más inteligente
Cambiaría algún momento que resulta ligeramente inverosímil.
Nota: 7/10
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